LOS CAMINOS DEL AYER

 "Parece que fue ayer que eras mi novia y te tomaba de la mano"

         Armando  Manzanero



Increíbles los recuerdos del ayer. Increíbles las memorias. 


"Yesterday", dijo aquel. 





En aras de vivir el presente, de vivir el momento, les ha dado a algunos  por borrar el pasado. Destruirlo, negar su existencia. En ciertos extremos, claro. Los "gurús" del "vivir sano".

No regodearse en los dolores es sano, estupendo. No "anclarse" a buenas vivencias que quedaron atrás para evadir la vida... Bueno, puede ser en ese sentido.  Pero SOMOS LO QUE SOMOS, POR LO VIVIDO. POR LO QUE FUIMOS. Como todas las cosas fundamentales de la vida, delicadas y preciosas, darles su justa dimensión. Saber manejar estos asuntos con la sabiduría y destreza de un jugador de ajedrez de un malabarista, de un artesano. 



Recuerdo nuestras caminatas tomados de la mano. Cómo olvidarlas si siento el roce de tu pierna junto a la mía y cómo tomabas mi cintura. La risa de los dos, la emoción gigante cuando recién emprendíamos algo que llegaría a donde nunca nos imaginamos. Cómo olvidar esa emoción, cómo me latía el corazón, todo eso que sentía y que sólo se siente con una persona en la vida. 


Recuerdo mis caminos por el parque de mi infancia y el olor a yerba, a ese pasto verde. Cuando jugaba con él y salían esas pequeñas lombrices que me tenían embelesada. La naturaleza ante mí y yo descubriéndola con amor y con pasión. Y allí me emborrachaba, toda chiquitita, con el aire del momento único que me ayudaba a olvidar ese temor constante que sufría. 



Sucede, porque en verdad ocurre, una especie de "viaje" en el que sin pedirlo y ni siquiera buscarlo, me traslado a un lugar de otra época. Pero estoy allí! Me veo, me siento, lo huelo. Todo ello me emociona porque sé que lo que vivo, no es en vano. Porque eso me dice que hay una memoria algo así como "fílmica" en donde está absolutamente toda mi vida (hablo en primera persona, pero es NUESTRA vida). Se parece a un "viaje astral" (sólo se asemeja) pero es que es tan real, tan bárbaramente real y presente, como si el tiempo no hubiera transcurrido. Y es entonces que me siento tan afortunada de vivir, tan agradecida por esta vida que me permite todo esto y valorarlo aún más por los sinsabores que me hicieron caer en lágrimas que me limpiaron el espíritu para ver todo esto así de claro. 


 La tarde aquella en que a través de la cortina entreabierta entró un rayo de sol a acompañarnos cuando todo era silencio por lo que allí ocurrió, imborrable experiencia de vida y de amor.





Qué tal los caminos cuando la paz nos acompañaba y afloraba, como presagiando lo inenarrable? El olor de tu suéter, el sabor de mi nervio y mi agradecimiento para con el Ser Supremo por esos regalos.


Huelo y paladeo las tardes de gloria de mirar hacia arriba y ser acompañada por unas lindas nubes que me hacían hablar con Dios irremediablemente, pues son Su creación. Y lo que se movía en mí, lo que mi interior sentía ante la fortuna de tener todos los sentidos para participar de aquello.


Y de alguna manera sucede, y lo vengo notando hace ayeres ya, que los malos recuerdos quedan como "amortajados" y guardados donde no hacen ningún daño, cumplieron con su labor de enseñanza y ya, ya! Se guardaron. De otra forma, lo que expresase aquí sería amargura, en caso de poder hacerlo. Pero no, eso sí se almacenó por allí. 


Recuerdo mami tu dulzura, tu ternura cuando acostaditas en tu cama ponías tu mano en mi cintura, tu mano pequeñita y siempre calientita, y decías "mi nena, mi nena". Eso existe, no murió! Como viva sigue aquella pequeñita que era yo. Que aún soy yo.  


La vida está hecha de momentos. Los momentos de ese ayer hacen que viva lo de este instante con más profundidad. Están! Cómo de otra forma poder explicar que de pronto en un suceso especial venga a la mente toda nuestra vida? 



No se puede vivir DE los recuerdos, pero sí con ellos como compañía, son nuestros, es nuestra vida y nos han forjado para llegar hasta aquí. Incluso siento que ayudan más a vivir el aquí y el ahora. Es como sentir la sangre que circula por mi cuerpo. 


Por qué no dejar que la ternura amaine nuestra lluvia (mi lluvia, tu lluvia) con dos o tres caricias suavecitas, dulces? Los recuerdos son vida, y guardarlos bien y mimarlos es algo así como un homenaje a la vida. Tu vida, mi vida. Un gran regalo. Qué es de un pueblo sin su historia? Qué es del ser humano sin una vida que ya costó el transitarla, ya costó lo suyo?


Me dejo amar por la vida y por lo que me regala cada día. Por el regalo de un 20 de febrero, y del día siguiente,  por ejemplo. 


No cierres tus puertas al recuerdo del amor, que finalmente lo es todo.  Y en el sentir, está la verdad. Innegable y real, verdad de verdad. 













Comentarios

  1. Tienes toda la razón Maty, los recuerdos siempre están ahí, a veces tardan en aflorar o tardamos en recordarlos, pero los años nos dan experiencia y sacan aquello que no derrite el alma. Besos.

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  2. Soy una apasionada de vivir y crear recuerdos... Y aún más de recordar mis recuerdos... Gracias Maty.

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