DOS HOMBRES, UN CORAZÓN.

 El hombre blanco... Ramsés

                   El hombre negro... Claudio

Cuando estrecharon por primera vez sus manos, contrastaban los colores: blanco, negro. Los dos, bellos colores. Eso no hacía ninguna diferencia: la sangre era del mismo color, igual que la tesitura de sus almas. 

Los unió un destino algo sórdido. Se encontraron cuando el chico negro,  Claudio, salía asustado de una tienda de la que intentó sustraer un pan y líquido porque tenía hambre, mas no dinero para pagar. Parecía sencillo, pero lo descubrieron y la carrera que pegó era de llamar la atención. Y lo logró,  especialmente la atención de Ramsés.  De repente la gente se arremolinó. Pero qué barbaridad! ¡Qué es lo que había pasado allí! ¿Por qué tanta gente, por qué tanto escándalo? Iban a meterlo en la patrulla, pero Ramsés quiso pagar el importe de tan "gran pecado" y que dejaran libre a Claudio. ¡Dios, sólo tenía hambre! Afortunadamente el dueño de la pequeña tienda aceptó el pago, los policías lo dejaron ir.

Es cuando estrecharon sus manos. Los ojos de Claudio se llenaron de agua, igual que los de Ramsés.  Algo especial, un calor humano y fraterno. Un suceso, actitudes que pintaban de colores ese cielo porque se iniciaba una amistad. Una amistad... Y como todo lo que es auténtico, esto así lo fue y el tiempo habló de ello. El tiempo, siempre el tiempo dice las verdades. 

El calor humano durante todos esos años fue una realidad intangible que hizo que la familia de cada uno se fundiera en unión, empatía y solidaridad. Sus vidas personales tenían altas y bajas, cada tropezón, cada resbalón solamente servía para consolidar ese sentimiento y esa real hermandad. Apoyo incondicional.  ¡Habían encontrado un tesoro! 

Solidaridad... Juntos siempre somos mejores! 

Dos hombres, dos identidades, dos razones. Dos  verdades, dos destinos, dos desatinos, DOS VIDAS.

Uno ama. El otro, también.

Hay algo que haga una diferencia en función de la raza, en razón del color? 

Nada. Nada. Nada! Sencillamente, una sociedad que aplasta les hace sentir "diferentes". Sí, aún ahora, pleno siglo XXI, no obstante las muchas lecciones que nos da nuestro propio globo terráqueo, tan maltratado por la incivilidad del que se dice "humano" y quien no ha tenido conciencia de lo que va destruyendo a su paso.

Pero la sociedad, ¡Cómo destruye! ¡Cuánto golpea a su paso! ¡Cómo lastima! Y en este caso no sólo el racismo, sino el clasismo.

Sin embargo, su fuerte amistad los une, fue y es inquebrantable y así unen sus colores viviendo y sintiendo el calor humano, enseñando a sus hijos los VALORES de los que ambos se han nutrido para poder ir adelante aún en contra de un mundo tan hostil. 

Así pasaron sus vidas, así llegaron a viejos. Así los hijos de ambos aprendieron que el amor y la solidaridad son la esencia de la vida, lo que la hace bella y espectacular a pesar de las vicisitudes que aparecen inevitablemente en el camino. 

"He decidido apostar por el amor, el odio es una carga demasiado pesada"

              Martin Luther King

"Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos".

              Martin Luther King

Y del mismo Martin Luther King, unas de sus frases más recordadas: 

"Lo preocupante no es la perversidad de los malvados sino la indiferencia de los buenos". 

"No soy negro, soy hombre".