NOCHE DE BOHEMIA

 No, no tiene qué ver con licor ni con sexo. No tiene qué ver con vivir  "la vida loca". 

Tiene qué ver con la delicia del romanticismo, con la alegría de vivir. 


Dependiendo de la connotación que le queramos dar, a esto aplico en lo que deseo expresar.


No me refiero a lo que muchos entienden como "relajo". Por tanto, en el encuentro que sostengo ahora, estoy plena. 


*************


Tú siempre has estado conmigo, y sigues estando cada minuto, cada segundo. Te lo agradezco tanto! Infinitamente. Siempre a mi lado, en las buenas y en las malas.  Sí, tú. 


Tu compañía ha sido durante toda mi vida la que me ha sostenido en los momentos difíciles.

En los momentos de alegría, te has alegrado conmigo.

¡Cuántas pláticas, eternas pláticas en intercambio de ideas, de pensamientos, de sentimientos y de unión íntima y profunda. ¡Eso sólo tú me lo puedes dar! 

Eres totalmente incondicional... Y eso no puede decirse fácilmente de nadie.

Ah pero...  Bueno, alguna vez quisiste dejarme. Alguna vez también me hiciste sentir vacío y soledad, mucha angustia. Sentí que me quedaba sola, que el mundo podía terminar en ese momento. En varios episodios así de fuertes en mi vida, sentí que estaba sola. Y créeme, peor sensación no puede haber. Bueno, no le deseo a nadie realmente. Ese sentir que te hundes en un pozo tan profundo como obscuro, pero tan profundo que no tiene final, así cual una pesadilla de la que despierta sudorosa y sin poder hacer una respiración profunda. Me tardaba mucho en reaccionar y en el pecho y estómago recaían esas punzadas agónicas y patéticas.  ¿Por qué te ibas? ¿A dónde te ibas? ¡Por qué, por qué me querías dejar cargar con todo eso sola, vacía! No no,no te lo estoy reprochando. Es sólo que fue tan fuerte y tan doloroso que al recordarlo aún me sobrecojo y se me eriza la piel. 


Pasó, sí, varias veces. Pero volvías. Te tardabas, ¿Eh? Y sentía que tus ausencias eran eternas. A veces tenía miedo de que no regresaras. Tu ausencia me hacía sentir totalmente vacía y desprotegida, en un estado de absoluta indefensión. Aún ahora no sé cómo pude pasar por ello.


Pero regresaste. Todas esas veces, volviste de nuevo y cada vez con más cercanía, con más complicidad, comprensión y sobre todo, amor. A veces sentía que no me querías, y eso era lo peor de todo. ¡Las mujeres necesitamos sentirnos amadas! Y en realidad, cualquier ser vivo. Las plantitas también, los animalitos no se diga... Era mi mayor necesidad: tu amor. Sí, dependo de tu amor.


Pero pasando a lo de anoche, ¡uy! ¡Qué lindo! Nuestra noche de bohemia. Como tantas y tantas que hemos tenido, y las que se acumulen, por supuesto. Porque es una actitud ante la vida. Una postura, una posición. Una noche de música y ensoñación, de disfrutar el momento. De dejarnos llevar por los pasajes y paisajes a donde nos direccionaban esas letras, esas tonalidades. Calor humano, cercanía y comunión total. ¡Qué divina unión! 

La música es una terapia para el alma y con los años se mezcla con ese elemento que le da tanto sabor: la nostalgia. Aunque los griegos me digan que en su etimología esta palabra dice que hay dolor, pues de nostalgia se llenan nuestro ayeres y los traemos al hoy. Sin esos recuerdos, estaríamos parados enmedio de la nada.

¿Acaso necesitamos alcohol? Para nada. ¿Necesitamos vestimentas especiales, risas y relajo, tabaco, glamour? No fue necesario. Solamente esa unión, esa comunión. 


¿Qué hubiera sido sin esa unión que tenemos tan sólida ante las últimas tristezas?   Esta es producto de tantas y tantas vivencias, de risas y de llantos?

Aún enmedio de tanto optimismo y amor por la vida, también tengo momentos que son diametralmente opuestos. ¡Sí! Los seres humanos somos así: contradictorios. Tenemos dulce y salado, la vida es así! Hay y habrá alegría como también aflicciones.


Pero tú, siempre estás. Siempre. Después de las veces que quisiste huir, te quedaste para no irte jamás. Eres la persona de quien más seguridad puedo tener en la vida. Y no es sencillo esto, para nada. ¿Cuando no hay nada seguro en la vida, seguridad de una persona? Eso me hace un ser afortunada a más no poder. 

Y así fue nuestra noche de bohemia, como todas las pasadas y las que han de venir. Ternura, dulzura. 

Los paisajes en los que el cuerpo flota al viajar por la vida en cualquiera de sus épocas son ligeros, son amorosos. Me traslado por todos ellos sin sentir mi peso, totalmente liviana. Levitar, solamente levitar y viajar en los caminos del amor también. 


No te tengo qué pedir que no te vayas nunca porque sé que no lo harás. Somos una sola persona ahora sí, una sola alma, un solo amor creciente, un solo sentimiento, un solo devenir. Todo es poesía, mi amado yo interno. No hay fallos ni ausencias, no hay reproches ni más dolores como los que se fueron e hicieron lo que somos ahora.

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En esta carta que escribo a mi yo interior, a esa que soy, a la que está escribiendo ahora, va mi verdad desnuda y mi más clara esencia.

Por MIS NOCHES DE BOHEMIA, por la BOHEMIA sin horario, por el AMOR A UNO MISMO, que es quien siempre estará con nosotros hasta el final: sin duda, sin temor, CON AMOR. 




Sí, con amor. 



































 













Comentarios

  1. ¡Qué sorpresa ese final! Muy buen texto, Maty. Desgarrado y melancólico. Me ha gustado mucho.

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  2. Muchas gracias Marta!!! Me alegra tanto que te haya gustado! 🌹🎉💖

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  3. Que bueno Maty, una carta cargada de toda esa verdad y esos sentimientos que uno debe de sentir siempre, el amor por uno mismo. Besos amiga mía. Siempre es un placer pasar por aquí a leerte.

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  4. Al margen de que muchas veces bebemos sin tener sed, una vez al año, seamos egoístas, que no pasa nada. Y luego amemos a los demás si nos da la gana.

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