EN EL NOMBRE DE DIOS

 

Infinitas las veces en que se toma el nombre de Dios para fines que no tienen que ver con Él, ni son para Él. ¡Tantas y tantas cosas: incluso, robos y estafas . Y esto, sin contar con lo que históricamente conocemos (las guerras santas, Las Cruzadas, etc. 

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SIEMPRE LA VIDA JUGANDO, SIEMPRE DANDO DULCE Y AMARGO. 

Historia real que se ha repetido gran cantidad de veces en todos los tiempos. 

Hombre de Dios. Dedicado. Propio. Encerrado en el estudio para dictar conferencias en toda forma.  Consultor de los casos del alma más intrincados, asesor de corazones, amante servidor de Jesucristo. Creyente de todo lo que la iglesia católica reza. Bondadoso y carismático, platicador. Sencillo, cariñoso. También era hermoso por fuera, sus ojos hablaban de la maravilla que era mirar el cielo tan grande, tan azul y con tanto esplendor en un día de esos en los que el clima era exquisito demostrando la magnificencia del Creador. Eso, eso mismo lo decía solamente su mirada.

A la vez, un poco tímido. Poco, sólo un poco. Luchaba contra ello. 

Su dedicación era digna del mejor, de un buen hijo de Dios. Su sapiencia teológica la plasmó en libros, escritos, en programas de radio. Gran consejero ante dudas de los feligreses, de esas dudas que los atormentan, de esas penas producto del vivir, de las "malas rachas", de los hombres que equivocaban el camino y torcían sus pasos disgustando a su Dios. Siempre tenía una palabra, un consuelo. Exaltaba  la bondad del Todopoderoso por sobre todas las cosas. Intentaba ayudar a cada persona que se acercase a él, aunque su rango más bien le exigía estar más arriba, atendiendo las causas que la arquidiócesis consideraba pertinentes para generar ingresos y mantener sus actividades a flote. Ni remedio, el dinero como sea, es necesario. Y así a veces se sentía presionado por los "altos", pero él en lo personal pensaba que si asistía una sola persona a uno de sus cursos, a esa sola persona debía ayudarla.  

Le gustaba cantar, tenía una hermosa voz. Y admiraba a quien lo hacía bien, o a quien era de su gusto en el gremio artístico. Se sentía muy satisfecho cuando podía hacerlo en sus misas. Es más, decía que "le encantaba". 

Un hombre de familia también, se preocupaba y ocupaba de ella. Su padre había fallecido, pero conservaba a su madre y a dos hermanos. Varios sobrinos, solía verlos en algún fin de semana. Iba manejando hasta donde ellos se encontraban (su auto era algo que también le daba un gran gusto, la libertad que sentía al manejar). 

Encontró en una tarde cualquiera a una dama que le hizo darse cuenta de que no era un hombre solitario. Que no quería serlo. "No soy muy solitario..." le decía. "Me hace bien tu compañía". "Valoro tu presencia en mi vida". 

Caminaron juntos un camino que parecía no tener fin. La dama se sorprendió cuando comenzó a encontrar mensajes, muchos, de él. Era algo que no se esperaba. Quería verla, pactar una cita virtual.  Ella experimentó una sensación por demás extraña, pero comenzó a gustarle dicha  sensación. 

En una ocasión, él se encontraba en un "retiro" de silencio absoluto. Los sacerdotes escuchaban las ponencias y se dedicaban a meditar. Pero él ya se había puesto de acuerdo con ella para encontrarse en línea a eso de la 1 de la madrugada. Y platicaban, y platicaban. Él le comentaba cómo había estado su día, lo que sus conferencias le iban dejando interiormente y le preguntaba a ella su opinión. "¿Qué piensas de San Juan de la Cruz?".

Sí, a la dama le pareció una gran deferencia que enmedio de un retiro él se diera una "escapada" hacia la computadora que había disponible para poder dialogar y hacerse compañía. Un poco raro, sí... Pero lindo. 

Así fueron todos los días de este retiro, siete en total. La cuestión es que las madrugadas de esa semana para la dama representaban algo muy especial, era una bella sensación. Eran compañía el uno para el otro, ella también era algo solitaria y además acababa de sufrir un golpe duro de la vida. 

Y así transcurrían los días. Los dos presentes en la vida del otro. Ella llegó a confesarle que se descubrió pensando en él y sonriendo. "¡Cómo es eso de que piensas en mí y sonríes, eh?!" dijo él con alegría.

La trataba con una gran dulzura. "Linda"... Y muchas más palabra que se salían de lo común. Le decía que era bella. Y llegaron juntos a la conclusión de que eran "almas gemelas".  Por mucho, mucho tiempo ninguno de los dos volvió a sentir esa soledad humana, la compañía que se hacían era muy hermosa. 

Un día él le planteó a la dama averiguar si en alguna parroquia cercana pudieran contratar sus servicios como conferencista. Ella le ofreció quedarse en su casa, pues vivía sola y tenía una habitación disponible. Él se entusiasmó con esta idea, le dijo 

... "PREPAREMOS UNA NOCHE LINDA PARA LOS DOS..."

¿A qué se refería? ¿Qué es lo que quiso decir con eso? No, no podía ser nada que... No, no podía ser nada que lo apartara de su camino. O... Y si... Ella sólo sabía que ese pensamiento la estremecía, y tenía miedo y emoción a la vez. 

Sucedió una catástrofe natural en donde él residía. Esto los separó completamente. La dama llegó a averiguar que él se encontraba sano y salvo, pero él jamás volvió a ponerse en contacto. Ella le escribió una buena cantidad de correos y él, no respondió uno solo. 

Se había ido sin una sola explicación, sin una sola palabra, SIN UN ADIÓS. El ahora llamado "Ghosting", tan cruel. Quizá esta cruel ausencia con el aún más cruel silencio, daban a entender que en verdad aquí, había... pudo haber, un 

               PELIGRO. 

La dama le escribió una última carta diciéndole que eso, eso "no se le hacía a nadie... Y que nunca más hiciera a alguien más lo que le hizo a ella".

Terrenos tenebrosos, caminos de Dios. Ilusión y desilusión, gozo y dolor. Y ella solamente pensaba...

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Mi Dios, mi 

Dios Es Amor... es sólo amor.