ÁNGEL DE A PIE

 ¡Y todo a pulmón! 

Amo a los Ángeles y a los Arcángeles, porque uno de a pie, cercano, humano y glorioso me enseñó a hacerlo.

Ángel de proporciones incalculables, por años de años escuché tus meditaciones, me llegaron tus mensajes, fui presa voluntaria y enamorada de tu manera de vivir con un pie en el Cielo. Hiciste mejor mi transitar y me llenaste de amor.

Amor es tu lenguaje, tu vocación auténtica. En tu actuación imprimiste siempre tu sello único, amoroso y generoso. Yo soy antes de ti y después de ti, como tantas veces te dije. Y cuando no lo expresé verbalmente, fueron mis ojos y mis manos temblando las que te lo hicieron saber. Y tú lo entendías perfectamente. 

Tu DON y tu quehacer son siembra en mí, la cosecha será eterna. Porque el amor es eterno, porque tus enseñanzas lo son.

Tus regalos son amor, amor y más amor. Cada una de tus obras está impregnada de ello. De ti, que eres amor.

En estos momentos me invade la tristeza al saber que tu parte terrenal te hace frágil a este mundo material. Hoy se me caen las lágrimas al saberte tan vulnerable, y mi alma te alcanza en un intento de rozar la tuya.

Señor Jesús: cobíjalo con tu manto, te ha representado como el mejor. Cúidalo y protégelo cada segundo de este transitar que le está tocando vivir, que le está tocando sufrir. Sé que lo amas infinitamente. 

Para ti, Fred.