LAS AUSENCIAS
Tan de ayer, tan de hoy y tan de siempre, las ausencias están presentes a cada instante. Como siempre y más que nunca, ya no necesitan su cuerpo físico y están al alcance con un solo pensamiento.
Están, siempre están. Y se suman cada vez más. Aunque las hayamos vivido desde siempre, hay una época en que se hacen más palpables y más constantes. Habiendo llegado a esta etapa, me dispongo a tratar, a tratar una y otra vez de acompañarlas y acompañarme de ellas.
Cada vez son más notorias y más dolorosas y, aunque contradictoriamente, más espiritualmente cercanas. Tienen un poco de todo: zozobra y respiración profunda, amor y desamor, soledad y la más plena de las compañías porque al hablar de un espíritu y dirigirse a él no hay distancias ni espacios, solamente el afán humano de un roce, de un beso.
Se suman en cantidad. Una tras otra, una tras otra sin final y sin piedad. A veces siento que el desierto queda pequeño para estas sensaciones a veces muy turbulentas, por demás contradictorias. El desierto no es la nada: es todo, sin esperanza. Caminar y caminar, hervir con el calor atosigante. Al alzar la mirada en busca de "algo" no se ve principio, no se ve fin. Se comienza por intentar un leve conocimiento, una leve pincelada de que algo habrá al seguir caminando en un momento dado. No puede permanecer todo así, tiene que haber una esperanza y la supervivencia obliga a mantenerla, es necesario y obligado. Se va terminando la provisión de líquido, se cuida más cada vez, una sola gota de agua es capaz de tener lenguaje y decir "aquí, otro poquito, resiste". Y sigues caminando, sigues y sigues después de los obligados reposos que el cuerpo, que el cansancio exige.
Cuando notas que el calor te quiere dar una tregua es porque la luz palidece, va a comenzar la negrura misteriosa y surgen muchísimos más cuestionamientos. ¿Resolverlos? ¿Darles una salida, una respuesta? Sólo se apodera de ti el sentimiento de totalidad, de infinitud, de plenitud, de vacío, de temor. Sí, temor e incertidumbre. Al mismo tiempo de nuevo: la esperanza. Surge necesaria, surge impoluta, surge porque si no, esa negrura sería como un machete, como ese que usan en la selva para cuidarse del otorongo.
Y por ese camino vamos todos, sólo que la espera hace a veces ver el paisaje como un desierto, como no tener un destino. Desazón, desacierto. Así duelen los que se fueron.
Para ti mamita, con todo mi amor.
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Una reflexión suave y certera sobre la nostalgia que dejan en el corazón los que ya trascendieron. ¿Están con nosotros?¿Nos acompañan? Lo creo. Siempre que les pensemos, les añoremos, ahí estarán, guiando nuestros pasos e infundiéndonos valor. Me ha encantado tu escrito Maty, te dejo un abrazo.
ResponderBorrarSí Ana, siempre están. Nos cuidan. Gracias por tu abrazo, que correspondo con cariño 💐
BorrarEstamos de paso y nuestro tiempo aquí es corto y fugaz. Tenemos que irnos un día u otro y ser ausencia, porque otros han de llegar.
ResponderBorrarAsí es, también seremos ausencias...
BorrarLas ausencias que siempre estarán en el corazón de quien los quiso, y que nunca se olvidan. Unos días los recordamos con lágrimas y otros con una sonrisa, al recordar momentos. Siempre vivirán, mientras los recordemos. Un beso y un abrazo enorme💐💐😘
ResponderBorrarDistintas reacciones dependiendo de muchos factores, cuando los recordamos. Sí Mar, siempre vivirán. Abrazos, muchos muchos.
BorrarLas ausencias que siempre están presentes, y es que los recuerdos siempre están presentes y esa es otra forma de presencia y de compañía. Nunca se olvidan y su amor nos acompaña siempre. Un fuerte, muy fuerte abrazo, querida Maty.
ResponderBorrarSí querida Mayte, la compañía que nos brindan nuestras ausencias es muy especial.
BorrarTe abrazo fuerte, Mayte 💐
Las ausencias se hacen cada vez más presentes con la energía de nuestro pensamiento y emociones.
ResponderBorrarUn abrazo gigante, wapa!
Es así tal cual, cada vez más presentes. Otro abrazo para ti igual de grandote! 💐
BorrarHola, Maty, en mi último vídeo que subí a YouTube, es en homenaje a mi madre, que casualidad, que ahora te leo esto dedicado a la tuya. Se quedan con nosotras, pero pese a saberlo, siempre aparece ese halo de tristeza o nostalgia. La vida es continuo ir y venir, y las Almas que significaron mucho en nuestra vida, su presencia nos acompaña de alguna manera.
ResponderBorrarHermosa reflexión, que atañe a todos.
Un abrazote, bien grande y con todo mi cariño.
Sí Mila sí! Nos acompañan de una y muchas maneras. Qué gusto siempre que te encuentro, mujer. Un abrazo inmenso por ellas dos y por nosotras, sí?
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