TUVE UN HERMANO

Bueno, en realidad tuve dos. Uno ésta en el Cielo, otro por allí. Uno terminó su participación en el escenario de la vida terrenal, con el otro el escenario fue diferente.






Y ahora sucede que también hay un Día Mundial del Hermano, el 5 de septiembre. Hay día de todo, alguna vez será el Día de lo Inexistente. 


Igual, siempre recuerdo lo que es la hermandad. Con ellos comienzas la vida, primeros compañeros de juegos y de andanzas, cómplices amorosos. Es esa sensación de primeros amores tiernos, familiares y muy del alma, muy de veras y de adentro, "el llamado de la sangre". No sé lo que tiene ese bendito llamado, pero se siente y se palpa. Está. Es. Pasados los años la gente se replantea este asunto por las vueltas que da la vida, porque hay muy malas pasadas de los tiempos que te separan de esos lazos que pudieron o debieron ser sagrados. Sí, el amor, lo fraternal, debiera ser sagrado. 


Sin embargo, llegan vicisitudes que enlodan todo lo dulce y tierno de estos sentires de los primeros años, en ocasiones llevando a situaciones nefastas. A muchos he escuchado decir "no hagas caso de "la sangre", esto no es más que una utopía. "¡Qué la sangre ni qué nada!" "Eso no existe, a veces hay más lazos con gente con la que no hay parentesco alguno". "Los hermanos en la vida, son aquellos que elige el corazón ". 


Pero yo la siento, siento esa sangre. Y siento esa llamarada en mi pecho que me recuerda lo profundo del sentimiento de los años de infancia. Esos años en los que además privaba un "sentido de pertenencia y complicidad", de sabernos tan cercanos. Sí, sabernos unidos por algo indescifrable, calcomanías en el pecho y también en el aire que soplaba alrededor de tus pinturas de esos tiempos, en donde flotaba la imagen de aquel hermano, sabiéndolo vivo y a tu lado, y viceversa. Saber que separados estaríamos juntos, saber que no necesitábamos nada más porque nos teníamos.


Es un sentimiento tan, pero tan puro, tan sublime... Algo ha de tener que ver haber salido del mismo vientre y que una misma madre acariciara nuestros cabellos de chiquitos, que una misma mujer quisiera arreglar trifulcas en los primeros años de la vida. 


Un día cada uno hace su vida, es lo más natural y lo más normal. Dejar libre, el mejor regalo. Pero cuando se vuelven a ver hay un abrazo fraternal que reafirma lo dicho, lo vivido, la verdad sobre la unión de los hermanos. Pero, ¿Y si esto no sucede? Es una de las ausencias que hay que vivir, la vida no es color de rosa. 


¡Cómo cambia la vida! ¡Cuánto cambia! 


¡Son tantos y tantos los acontecimientos que vivimos, son de naturalezas tan variadas! Que, miramos para atrás, y nos sorprendemos. Y por eso es bueno eso de tener algo de memoria: la de lo vivido y la del corazón. Es impensable que las separaciones se den, ya sea porque somos mortales, o porque sabiendo que lo somos, lo olvidemos. Esto es lo más triste. 


En todo hay bueno y malo, en todo, sin excepción. Y lo bueno pesa. Depende de cada individuo la báscula y su buena graduación para inclinarse o no, más para un lado que para el otro.


Mi báscula es color de rosa, es dulce y tiene duendes que brincan alegres, y hacen guiños, y sonríen y se solazan haciendo que se incline todo a un lugar encantado en donde quedan anclados los más bellos y más puros recuerdos (grabados en el disco duro de Dios).  Que pulule la emoción no simplemente de "recordar", sino de saber que ahí está. Que nada puede empañar lo sucedido, todo lo bueno, todo el amor de hermanos. Esa unión tan dulce, tan única y tierna. Tan y tan fuerte es lo que brincan estos duendecillos que lo demás, queda de un lado. No es que se olvide, pero se tiñe y se congela porque cuando nos encontramos haciendo el recuento de todo, priva lo que es maravilloso. 


Un hermano es algo grande, nada debiera empañar esto. Pero si sucediese, porque la vida tiene sus caprichos, depende de tu armadura, de tu báscula y tus unidades de medida. Sí, aunque una -o varias veces- llegue a rodar alguna lágrima porque la lejanía física es inevitable. 



¿De qué color es tu báscula?

¿De qué tamaño es tu deseo?

¿Cuánto mide tu amor?




¡Al cabo,  todos somos hermanos! 













Comentarios

  1. Hola Maty, bonita y algo triste reflexión. La verdad es que yo admiro a la gente que a lo largo de la vida mantiene esa relación maravillosa con sus hermanos, que los ves y siguen siendo de alguna forma los niños de antes. Es muy triste por supuesto cuando un hermano ya no se encuentra físicamente, ahí no se puede hacer mucho. Lo más triste son los que sí están y se alejan por "caprichos de la vida" como dices. Es triste cuando estás con ellos que ves que las cosas cambian, que no es lo mismo y hay casos donde ni siquiera se toleran y no pueden estar juntos en un mismo espacio. Dentro de nosotros debe siempre privar el amor fraternal aunque no sea correspondido. Te dejo un abrazo.

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    1. Hola Ana! Antes que nada, tomo tu abrazo y lo correspondo.
      Sí, debiera, sería lindo, que privara el amor fraternal de ambas partes pero, si no es correspondido, al menos en uno... Es lindo, verdad?
      Gracias siempre, Ana 🥰

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  2. Desde de Caín mato a Abel, los hermanos son otra cosa.

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  3. Yo también tengo dos hermanos de sangre, hemos vivido de todo, bueno y malo, pero ahí estamos. También tengo una hermana que no es de sangre, es más que eso, mucho más. Si es cierto que todo depende de la unión del cariño y sobre todo de la convivencia. Por el que ya no está presente quedará en tu recuerdo y el que está es posible que los recuerdos regresen y con ello todo lo demás. Un escrito que cada uno interpretará según sus vivencias. Esta es la tuya y así la vives. Un abrazo muy fuerte

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    1. Gracias Mar! No me queda más que agregar que enviarte otro abrazo bien fuerte. 🥰

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  4. Tu lectura me recordó una película queacabo de ver y que está en fila para haerle una entrada en tigrero. En realidad toca el tama de los "hermanos" muy de pasadita, pero fue inevitable tomarla en cuenta a efectos de tu reflexión. la película se titula EL CIELO SÍ ES REAL y está en Netflix

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  5. Mat, qué estupenda reflexión nos ofreces. Los hermanos. Es cierto, que no siempre la relación de adultos sea tan idílica como de niños. Supongo que es porque los adultos siempre lo estropeamos todo y los niños lo resuelven todo con un abrazo y se olvidan de todo, en ellos no cabe el rencor y quizás sea ese el problema, que los adultos no olvidan, pero sí que se olvidan de que la vida sólo es una y que sólo se vive una vez, y que desperdiciarla con estúpidos rencores es un auténtica pérdida de tiempo. Es triste, que de esto sólo nos demos cuenta cuando ya no hay tiempo para rectificar, y de esos errores que vemos en los demás, los sigamos cometiendo.
    Un fuerte abrazo!

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    1. Quedo muy agradecida con tu comentario, querida Mayte. Sí, en verdad la pérdida de tiempo es una lástima. Lo único que se pierde es ¡la vida! Ojalá, ojalá recapacitemos.
      Un gran abrazo, Mayte! 💐

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