EL ARTISTA NACE O SE HACE?

 Cuando hemos tenido el privilegio grande, inmenso, de vivir cerca del mundo del arte caminamos por calles a veces empedradas y espinosas. Acabo (curiosamente) de recordar eso tan bien vivido que permanece dentro de mí porque acabo de mirar unas obras del pintor Saturnino Herrán, la sublime escena de la madre dando teta a su criatura junto con el padre de la misma colaborando en ese momento y observando con todo el amor la escena, con amor y enteramente entregado a la pasión de ser padre por primera vez, incrédulo de tanta belleza en este acto tan común y  tan natural en nuestro mundo, o al menos en nuestro mundo ideal. La belleza retratada de una forma increíble, el manejo de los colores: cabe señalar la espléndida tez morena de los indígenas, sus cabellos negros azabache así como la cabecita del pequeño. Saber además que Saturnino Herrán fue un estudioso de la psicología de los personajes. 

Y así como esta obra,  algunas otras totalmente magníficas. Me elevo, me MUEVE, me BRINDA sensaciones y me hace recordar cuán grande es la obra de todos aquellos que se entregaron a carta cabal a sus pasiones,  a sus vocaciones, a expresarse y transmitir. Y llega al receptor, cada ojo que contempla es diferente, es un mundo opuesto y disímbolo y lo verá así, justamente: con SUS propios ojos. Lo sentirá de acuerdo a sus propias vivencias, ideas, conocimientos (cosa que no me agrada tanto porque la cuestión de los críticos me estropea el panorama al haber muchas razones que les hacen emitir diversos puntos de vista, pero es otro asunto). Pero bueno, es totalmente válido que cada espectador, cada admirador de una obra de arte la haga plenamente suya ya que el autor la ha expuesto.

Y entonces recuerdo todos mis años en Galerías de Arte, todo lo que viví, disfruté y sufrí. El mundo "detrás de" es cosa aparte. Y es cuando me vienen cantidad de cosas a la mente. 

¿Qué es lo que mueve a un artista? Deseos, necesidades de comunicación verdaderamente profundas y auténticas, sin duda. El mundo artístico en la rama pictórica es amplio, inmenso. Y es un mundo en donde existen muchos otros factores que dan la vuelta a todo este círculo que es el origen de las creaciones de los artistas, hasta que llegan a nuestros ojos. A veces impensable, a veces inimaginable. 

Existen vanidades ( y con esto aclaro que no me refiero a NADIE en particular). Si vienen a mi cabeza algunos rostros o algunos nombres, es porque me es inevitable recordar el mar de confusiones en el que me hundí al haber estado cerca de ellos. Y cerca también de la manera en que un artista lucha por darse a conocer. Aquí estriba todo lo demás.

Hay obras de arte plenas. Lo son en verdad, son sinceras manifestaciones de talento y sensibilidad. Nacen pintando, dibujando, plasmando en un lienzo o el material elegido. 

La parte realmente difícil es la de la parafernalia que se vive y que existe en este mundo del artista. Crea, pero debe ser admirado, conocido, reconocido. Después de la labor creativa, está lo "práctico". Está la lucha por la exhibición de la obra, de la búsqueda de críticos de arte, de notas periodísticas y la competencia. En mayor o menor grado, dependiendo del autor, el afán de notoriedad.

Mención especial merecen los intermediarios involucrados. Su participación es inevitable para que todo se pueda llevar a cabo. La labor de los corredores de arte. La "comisión" que deben cobrar de  quienes trabajan en el medio pero con interés totalmente lucrativo, en muchas ocasiones las edecanes con poca ropa que reciben a los "clientes"... 

Clientes: palabra nada agradable cuando de consumidores de arte se trata. También en ellos hay una corrupción interna  (triste) cuando el adquirir una obra es para tener un cuadro de autor de "renombre". O se piensa en qué lugar de la casa iría mejor cierta obra según los colores y el marco que se eligió para ella. 

En los dos casos, tanto de expositores y consumidores, hay segundos intereses muy lejanos a lo que es la CREATIVIDAD en sí. Muy ajenos a la primera intención de la CREACIÓN. La maravillosa creación, ¡Quién lo diría! rodeada de tantos factores que entorpecen. 

El afán de notoriedad y la competencia a todo vapor y fuera de todo sentido común alejan a la primera y noble intención de la creación y del creador. 

Las cuestiones "administrativas", por llamarles de alguna manera": los signos de pesos o dólares, ni se diga. Gente que se dedica a "corredor de arte" porque le pareció que podía ser un camino lucrativo, pero influenciada por otros factores ajenos al arte. Los medios de comunicación, las notas periodísticas. Las "influencias" para lograr destacar. ¡Y tantos factores más que sería prolijo enumerar! 

Y sí, el artista necesita tener medios para vivir y para continuar con su obra, definitivamente que sí. Eso es indiscutible.

Conmueve profundamente el ver HONESTIDAD en el mundo del arte, que por supuesto, existe y es lo que lo hace grande. Aquel de cuyo interior emergen los trazos y colores que dan lugar a obras que erizan la piel. Aquel que, al realizar su obra, siente una emoción inconmensurable desatada por la adrenalina en el momento de la creación. Por y para ellos, hay una bien ganada eternidad. 

Quisiera envolverme en la delicadeza de una nube para contemplar, sentir, vibrar en lo más hondo, hasta la última fibra de mi ser, sin nada más que eso. Sin nada más!

Saturnino Herrán, fotografía tomada de www.wikiart.org