PARA TODA LA VIDA

¿Quieres ser mi amiguita para toda la vida?






¿Sí? ¿De verdad? ¿Para toda la vida? ¿Es un pacto? ¡Vamos a sellarlo!


Y me iba a la cama esa noche sintiendo cariño y amor por esa amiguita que lo sería hasta el fin de los días de las dos, por siempre, hasta ser muy viejitas. ¡Uy! ¡nos contaríamos todo! Como dos almas muy unidas, con un cariño tan hondo que nadie podría destruir. Y tenía noción de esa "pertenencia" y de esa "permanencia" que haría este mundo un lugar más feliz. Una sensación indescriptible, un por qué vivir muy dulce y muy tierno. "Para siempre"

"Para siempre"


Como en los cuentos. Era posible, sí. Podía darse, ¿Por qué no? ¡Podía darse! Era el sueño más hermoso, más exclusivo. ¡Sí! Porque ella se casaría y tendría sus hijitos, yo lo mismo: formaría mi propia familia. Y después de todo eso, ¡Amigas! A lo largo de toda la vida, de todo el camino, todo el trayecto.



Llegaba la hora del recreo y salíamos muy juntas, platicábamos de nuestras casas, de nuestros papás y nuestro hermanos, nuestros abuelitos y lo que hicimos el día anterior, todo mientras comíamos lo que nuestras mamás nos habían preparado de almuerzo. Nos convidábamos. ¡Pero qué linda era esa unión de dos pequeñitas en un pacto de corazón a corazón! 


Esa niña sigue viva dentro de mí. Esa que era yo, me di cuenta que debo cuidarla y protegerla de todo mal. Me di cuenta que debo amarla hasta el fin de mis días, es la única persona que estará conmigo hasta el final: yo misma. Nadie más, sólo yo. Porque la vida es así y porque así debe de ser. Así debe haber sido la vida de mi amiguita del colegio, la de "para siempre", la de "para toda la vida". Ojalá ella también haya cuidado y siga cuidando, de ser posible, a su niña interior. Ojalá alguna vez se acuerde de nuestro pacto con el mismo amor con que lo estoy haciendo yo, ya que fue una de las experiencias más sensibles de esa poca edad. Poca edad y ya llena de ilusiones, de sueños y de cariños y amores. Por el grillo, por la flor, por el pajarillo, por ese gusanito o la lombriz con la que jugué bajo la lluvia. Un corazón que latía con su mismo son. 


Éramos dos niñas pequeñas dándonos ese calor de hermanitas que tanto necesitábamos. ¡Quién no necesita de amor! Darlo y recibirlo. Dos nenitas que pensaban que ese "para siempre" sería una garantía de la eternidad que deseábamos para prolongar lo bueno, para amasar lo lindo, para jugar a la vida y darle un gran sentido. 


Cuida a tu niña interior, a tu niño interior. Nunca se muere, de verdad. Cada vez que sientes que te brota algo en el corazón cuando ves a una nenita arropando a su muñeca, vuelve a ti. Como espero vuelva siempre y siempre a mi amiguita de "para toda la vida", de quien un día no volví a saber más.

                  🌹🌹🌹


Comentarios

  1. Muy bonito Maty, a esa niña, como dices, hay que cuidarla. Un abrazo. 😊

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  2. Muy bonito, emotivo y dulce relato, enhorabuena. Un saludo de ANTIGÜEDADES DEL MUNDO.

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  3. Solemos idealizar aquellas amistades que teníamos de niños como si nunca se fueran a acabar. Un día te das cuenta de que nada permanece, pero aun así vale la pena vivir esa sensación y rememorarla.

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    1. Sí Cabrónidas, de ilusión también se vive. El chasco que me llevé al encontrar a compañeros de estudios. Todos emocionados, ilusionados y finalmente todos nos dimos cuenta de que la vida era otra, que ya nadie era el mismo.

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  4. Siempre tenemos que cuidar la niña que un día fuimos y que a veces olvidamos. Esa amiguita para siempre también se la recuerda con gran cariño. Un abrazo Maty😗

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    1. Querida Mar, sí, cuidarnos siempre porque a esa pequeña la llevamos adentro, forma parte de nuestro ser y está grabada en el disco duro de la vida. Un gran abrazo amiga 🌹🌹🌹

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  5. Los amistades que forjan de pequeños son para toda la vida. Yo los sigo manteniendo. Un abrazo, Maty.

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  6. Me retrotraíste ami tiempo en la escuela. Recuerdo quemi primer amiguito se llamaba Boris y sé el lugar donde vivía pues nos llevaba el mismo transporte...pero no supe más de él...caray

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  7. Muy bonita, como todas tus reflexiones. Sin duda esas primeras amistades significativas dejan huella en nosotros, nos enseñan a ser compañeros, a proteger, a conocer cómo se forja la verdadera amistad. Tienes mucha razón, debemos cuidar de nuestro niño interior, es un tesoro. Saludos Maty.

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    1. Gracias Ana! Y sí, a ese niñ@ interior no hay que dejarlo morir, seguramente algunas vejaciones pasó.

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