Y ASÍ ME LO DIJO

 "Se cansa uno de vivir"...

Lo dijo él, justamente él. La vida le ha pegado duro. ¿Como a todos? Sería difícil una medición para estas cuestiones. A modo de lo que nuestras conciencias y sentires nos dicen, lo de cada uno en particular es lo más de lo más. ¿Y ya más? No. Imposible. Y si lo vemos con otros ojos, o desde afuera, lo de terceros parece o mayor, o menor sufrimiento. Pero nadie sabe lo que hay en cada uno  más que quien lleva los zapatos puestos. 

Lo de cada individuo es importante, pues. Que ni qué. Y lo es todo, es el mundo de cada uno, y para cada uno,  gigante...y si pesa, pues pesa como ninguno y justo para ese uno. No hay otra forma de verlo. 

En la madurez, todo hizo su efecto. Sí, lo hizo, porque en muchos otros casos, el pasar del tiempo no garantiza ni aplomo ni serenidad ni mucho menos sabiduría. A él sí, le pegó la sabiduría de los años, le pegaron los dolores y transformó pesares en aprendizajes. 

Sin embargo, lo dijo: "se cansa uno de vivir".

Y es que sucede, sí: la balanza a veces se descontrola por más que se le quiera equilibrar. El viento sopla en cualquier dirección, si va directo a la cabeza con los pies débiles, a rodar. Es humano,  es normal. 

Vive remando contra la corriente aunque no lo pareciera, aunque todo "pintase bien" a los ojos... ¿de quién? A los suyos propios también, claro que sí, de otra forma no podría todo lo que puede. Se lo llega a creer y pues, ¡es que podría ser peor aún! 

¿Peor? ¿PEOR? 

NO, no enumerar, no hacerlo, no! Así es la manera de mantenerse a flote. Él mismo se lo llega a creer. Y sí, si de sumar se trata claro que se puede. La suma es la suma, hasta que la balanza falla y gana el desánimo. 

Y un día, se llenan sus ojos de lágrimas y en su garganta corre un perenne sabor a desventura. Sin que él lo quiera, sin que lo pida, sin que lo llame y mucho menos sin que lo desee.  

Y dice

"Se cansa uno de vivir". 

La vida de todos está llena, y si esa llenura es de vacío, qué peor que peor. Pero todos cargamos el Mundo. Todos lo cargamos. TODOS, QUE NO ES LO MISMO QUE "ENTRE TODOS". Si así fuese, hablaríamos de ángeles y querubines acariciando cada cabello humano, cada pestañita. Sí, cada una, dulce y suavemente. Así, abrazaditos por caricias de amor tan dulce como el que seres alados pueden dar porque esa es su naturaleza, no habría peso que hiciera mella. Pero no, que no: cada uno carga EL MUNDO. Y lo hace como puede, sólo como puede. ¿Sobrevivir? Quizá.

Y así cada uno cargando y cargando, no mira al de al lado, ni al de enfrente. Y pesa cada Mundo, pero también la indiferencia. 

Me siento a tu lado a escuchar tu silencio y permanezco así como si no existiesen las horas. Sí, aquí. Contigo.