¿DÍAS GRISES?
Hoy ha sido un día que a muchos, muchos entristece porque ha hecho frío. Sí ha habido un poquito de Sol, pero también se vio nublado y eso entristece más a muchos, lo he escuchado desde siempre. Sin embargo, siempre me ha encantado este clima. Calor de hogar se impone, alguna bebida caliente, algún chocolate. Emula esos paisajes que tanto disfruté en mis primeras lecturas de novelas de autores rusos desde muy jovencita. ¡Cómo me atraparon, cuánto me llenaron, me embriagaron! Han estado presentes mi vida toda, completa. Sin excepción, siempre que veo así el panorama vuela mi mente a todo lo que se me presentaba por esas lecturas. Ahora mismo sé que he de leer estos días alguna de ellas, aunque conmigo ya no están aquellos pequeños libros de hojas muy delgaditas que mi papá tenía en una colección. Yo era la única que leía en casa, mis hermanos tenían otros intereses. ¡Era obvio que quedarían conmigo! Pero no fue así... La vida nos da sorpresas. Sin embargo, siento que los estoy tocando, pasando sus hojas, llevándolos a mi nariz porque ese aroma, ¡Ese aroma! Aún lo siento. Como si los tuviese en mis manos, de verdad que es así. Por eso mi presente perpetuo me acompaña siempre, porque hay cosas que quedaron grabadas de manera indeleble y ¡Cuánto disfruto! Aunque sea en otras hojas, voy a volver a recrear todo aquello. Me pregunto qué sorpresas me he de llevar, si es sabido que en una segunda lectura se encuentran cosas diferentes aún a corta distancia de haber leído la primera vez. Ahora, después de tantos años, seguro que las vivencias tendrán otro color, otro calor y muchos sentidos más.
Esta es una de las razones por las que he pensado en relecturas. Esto ya lo tenía en mente antes de pensar en lo que escribí en el párrafo anterior. Es impensable que los escritores que han pasado por mi vida se queden como dormidos, fríos como estos días, indiferentes a todo, inexistentes. Porque dejarlos perdidos sería algo tremendo, porque el tiempo hace su obra y cambia las percepciones y las sensaciones. Y el olvido de las tramas, el correr de los años que atropella de muchas maneras lo vivido... Hasta donde alcance la vida los quiero volver a hojear y verme inmersa en todo lo que significan y significaron para mí. La vida de los personajes de ese ayer, la de todos este hoy. Una misma vida con tonalidades diferentes ¡y tan iguales!
Por la tarde, refrescando aún más, me asomé a mi balcón y siempre, sin falta, siempre es como si fuese la primera vez. Los panoramas que se nos regalan no tienen igual, no hay un solo día de mi vida (y vaya que ya puedo contar días) que haya uno igual al otro. Son inmensos regalos, una y otra vez. Comenzaba a obscurecer, la tonalidad de esas nubes hablaba por sí sola. Hablaba, cantaba, reía. No pude más que hablar con Dios y darle las gracias por eso, emocionada -cada vez más, como cada día-.
Al llegar la noche, que es justo este momento, ya el frío golpea más fuerte. ¡A cubrirse más! Y corriendo el noticiero hablando de esta onda fría pasan imágenes de la gente en situación de calle y también recuerdo a Marco, que acaba de partir. Creo que Dios quiso darle su calor, que ya no deseó más frío para él y lo abrazó tan, tan fuerte que ya nunca lo soltará. Esos otros que han asistido a albergues esta noche, como será en toda la temporada de frío, han encontrado allí un auxilio ante la vida difícil que les está tocando.
Esta es lo agridulce del vivir, que a todos nos toca paladear: yo gozando esto, y muchos otros sufriéndolo. Yo, disfrutando algo que me prepararé calientito, calentando mis manos acariciando la taza tal como lo hacía mi mamá, y los del albergue seguramente con un poco más de dificultad para defenderse de este frío. Platicarán entre ellos estableciendo una complicidad, como lo hacía yo en los hospitales públicos en los que pasé la noche las veces que mi esposo enfermó. Los pienso, los pienso y esto empaña mi gozo. Sin embargo, es cosa obligada vivir lo que me está tocando lo más intensamente posible.
Todas las vidas, todos los seres humanos, todos los seres vivos (animalitos también en situación de calle). Dios mío, Dios mío...
Estos son pedacitos de vida. De mi vida, de tu vida. Quienquiera que seas te deseo paz y amor y mucha salud.
Hola Maty, bonita y tierna reflexión. A mí, reconozco, no me gusta mucho hacer relecturas, alguna he hecho, de clásicos (como tú también comentas), pero me cuesta mucho volver a leer un libro que ya he leído, no sé por qué, manías supongo...
ResponderBorrarEstán bien los días de frío, para cobijarse entre las mantas y leer o escribir, pero que no se te cuele el frío dentro, Maty, deja que se quede fuera y tú ten siempre en tu corazón y espíritu el calor de la buena vibra (como decís por allí).
Un fuerte abrazo. :)
Sí Merche, manías, gustos o costumbres: válido todo!
BorrarSi me gustan los días fríos por ese calor de hogar que inspiran, es porque el corazón está de tibio a calientito. Mil gracias, abrazo!!!
Hola Maty, como siempre tus reflexiones endulzan el alma. Vaya que ha hecho frío. Yo me mudé hace poco de Querétaro a Xalapa, Veracrúz y no pensé sentir frío por acá, pero sí. Es verdad que el frío invita a otras cosas, se presta para quedarse leyendo mientras toma uno un café (a mi las bebidas duces no me gustan). Lo de releer autores es una gran idea, seguro encuentras otros matices, otros significados, a mi la verdad no me atrae releer, es raro que yo vuelva a leer un libro o repetir alguna película. Yo ahora ya no tengo libros físicos, todo lo leo en mi kindle y si, pierdes mucho la experiencia táctil de los libros físicos, la textura de las hojas, el olor... pero ganas en comodidad. Unas por otras. Gracias por tus deseos de paz, amor y salud, creo que todos los que te leemos te deseamos lo mismo. Te dejo además un abrazo calientito. Saludos.
ResponderBorrarTigrilla! O sea que ahora vives en Xalapa, y con friíto!
BorrarYo leo ahora como tú, es lo más lindo y práctico de este mundo. Pero la experiencia táctil y olfativa que tengo guardada, aquí se queda. Y aunque esos libros que menciono los veía por siempre conmigo, pues el recuerdo vive. Ahora esas relecturas las haré también de manera digital.
A ti no te gusta releer y es totalmente respetable! ¿Te imaginas si todos fuésemos iguales?
Me sentó divino el abrazo calientito, así como te lo envío a ti también. Bien por tu regreso! 😘😘😘
El friíto que llegó congelante por momentos, donde el sol no calentaba y si el cobijarse dentro de la casa era lo que ameritaba y beber algo calientito, me llevaste para atrás con la relectura ya que muchas veces cuando se anda por lugares en donde proveerse de libros es algo difícil, sobre todo en otro tiempo, cargaba con unos pocos y los leía una y otra vez. Gracias Maty por llevarme a aquellos grandes momentos, donde la carencia nos marca la forma de ver los hechos, abrazo grande
ResponderBorrar¡Themis! Sea cual sea el motivo de la relectura, ¡Qué lindo! ¿Verdad? Eso y sí, algo calientito. Un abrazo muy grande! 🌹❤️
BorrarAquí en Madrid comienza a hacer frío también. Tardes de lectura y estufa. Un abrazo
ResponderBorrarQué bonito Federico! Lectura y estufa, inevitable calor de hogar. Un abrazote!
Borrar¡Hola, Maty! Gran reflexión como siempre. Aquí el frío no quiere venir. Hemos ido con manga corta hasta no hace mucho.
ResponderBorrar¡Un abrazo gigante!
¿En serio aún con manga corta? Aquí todo lo contrario.
BorrarGracias por estar Yolanda, enorme abrazo el que te mando.
Estoy totalmente contigo, Maty "Calor de hogar se impone, alguna bebida caliente, algún chocolate". Maravillosa sugerencia.
ResponderBorrar¡Ay, el aroma de los libros! Me traes a la memoria en tu excelente escrito aquel libro que al abrirlo desprendió tal esencia que ha permanecido en mi memoria durante toda mi vida. Lo mismo me sucedió con algunas colecciones de autores como Agatha Christie, Los cuentos de los hermanos Grimm en la edición española que yo manejaba...
Es seguro que una segunda lectura en tiempo actual de aquello que nos impresionó en otra época no va a trasladarnos las mismas sensaciones, al menos en mi opinión. Creo que cada experiencia tiene su momento especial y este es único.
Dejar perdidos a autores que te han impactado pero que no has vuelto a leer da un poco de tristeza, pero la vida de sus personajes seguirá corriendo por sus venas... y las tuyas.
Gracias por tanta belleza como compartes con tus palabras, Maty.
Un abrazo.
¡Ay Marcos! Tu comentario es todo un mini relato que me ha transportado. Coincidimos en cosas de las más lindas. Es verdad que en una relectura las sensaciones van a ser diferentes y más habiendo pasado tantos años. Pero sé que mucho traerán también.
ResponderBorrarGracias por tu generosidad de siempre, te mando un gran abrazo. 🙂
He sonreído al comenzar a leerte, Maty, porque precisamente hoy ha hecho por donde vivo, ese día gris del que hablas y me ha encantado ver esas nubes con sus matices grisáceos y más allá de ellas un cielo azul precioso. También llevo un par de días revisando todos los libros, bueno, una parte de ellos la otra más adelante, jajaja, porque de algunos quiero hacer una segunda lectura, ciertamente aquellos que por alguna razón impactaron me gusta volver a leer, porque siempre encuentro algo que se me pasó por alto y eso me encanta descubrir. Ya ves, dos coincidencias hemos tenido.
ResponderBorrarEn cuanto a que unos podamos vivir mejor que otros, siempre ha pasado, es muy triste, doloroso... supongo que la vida tiene muchos caminos y cada quien está donde debe o puede o donde las circunstancias le llevaron. Hermosa entrada y entrañable, me ha encantado leerte.
Un besazo que te llegue. 😘🌸😊
ResponderBorrar¡Sí me ha llegado me ha llegado! Y que te llegue a ti también con el que te correspondo junto con un abrazote!
Divinas coincidencias... Qué cosas eh? Esto me impresiona mucho, y un poco más. Si a eso le sumas que me encanta, cuadro completo. No digo más ya porque me sale lo cursi (que también me encanta 😊).
Y abrazo ahora, también. Gracias siempre, querida Mila.
Ese frío y esa taza caliente que calienta las manos. Un relato precioso como siempre.
ResponderBorrarMuchas gracias y abrazo grande