"NOVIEMBRE SIN TI"...

Otro Noviembre se va, y se queda. Se queda todo lo que nos deja, pero el calendario dirá que su tiempo pasó. Que hay que esperar otro año para volverlo a tener en las manos.

Yo me llamo NOVIEMBRE. 

¿Se puede tener el tiempo en las manos? Se evapora, vuela, es un misterio y un milagro porque de momentos así se conforman existencias enteras, día tras día tras día de la vida de un anciano que tiene en sus ojos la mirada de alguien a quien ya nada puede sorprender. Los ojos de la vida, los ojos que parecen haberlo visto todo, que gritan con rispidez que ya nada les puede sorprender. Que ponen a pensar de manera irremediable si este "sin sentido" tiene un por qué, un para qué, si sirve para algo, si llegar y retirarse vale de algo. Y sucede que se descubre, al concluir que la vida NO es "para llevar", es para consumir aquí. ¡AQUÍ! Y ahora, sin más. Con todo lo que toque, con lo que conlleva dentro de parámetros aceptables, "llevaderos". Me refiero a casos NO extremos (la guerra, por no decir más, es que me es inevitable voltear a ver a todos aquellos con suerte diferente). 

¡Y pensar que todo está en la forma de plantear / plantearnos las cosas! La forma es muy importante, mucho. Y tiene que ver también con los colores, porque de la tonalidad que veamos los objetos y/o situaciones, será el efecto que ocasionen. Así como la poesía hoy día es algo así como un "acto de resistencia", (he aquí lo relativo que todo puede ser) así es el pensamiento. ¿De qué color eres, Noviembre? ¿Por qué ahora me pareces gris? Y gris 🩶 también es un lindo color. ¡No entristezcas! 

Por eso, si se encuentra una escalera hacia la ilusión, sin dudar se suben los peldaños necesarios para aferrarnos  a eso que nos de un motivo. Y así, ir tejiendo punto por punto hasta llegar a la construcción de lo que llega a ser válido, lo que tiene sentido. 

Es así este color gris con que se despide Noviembre, este Noviembre en particular. El fin del año, el otoño de la vida. Uno de tantos que conforman el mosaico que es la existencia. Para unos con un significado, con otros -o ninguno, en muchos casos-. Esto último, desafortunado por real. 

Cuando nada se ve en el horizonte, mirando para adentro hay respuestas, sí! ¡Vaya que las hay! Ese latir de un  pulso dice que amando, permanecemos aún cuando la eterna piedra con su peso y su naturaleza pretenda tapar el hueco de salida de lo que fue material, porque es intangible y totalmente espiritual, permanece, siembra tras la obscuridad y lo invisible. Traspasa y lo hace posible, el amor todo lo hace posible. Las respuestas se encuentran sólo en el amor, con y por el amor. La falta de ellas, se encuentra en un mirar interno. Sencillo, natural, cariñoso, ¡Es nuestro ser interior! 

Así, cuando ese viejecito (representando a todos) pretende ser fuerte ante la soledad que implica irremediablemente su edad, encuentra que sí, que está cansado, pero que por el amor ha valido todo la pena y toda la pena. Y que no hay vida inútil, ni una sola, ni la del vagabundo ahogándose en un charco de alcohol. Ese hombre que es motivo de la inspiración del poeta, del escritor, del pintor: NO HAY UNA SOLA VIDA QUE NO VALGA LA PENA. 

Gracias Noviembre, por no quedarte callado. Gracias, porque eres poesía.