OTRO 8 DE NOVIEMBRE
Hay fechas que se quedan grabadas, algunas especiales, algunas intrascendentes y la memoria tiene sus razones que son un total misterio, a veces un desatino. Será por eso mi fantasía con los calendarios, arrancar a diario una hoja de un día que aparentemente se va pero que se queda por siempre. Somos un rompecabezas de nuestras memorias, de nuestras vivencias y ellas nos conforman. Hacen una amalgama de distintas texturas, sonidos, todas las tesituras. Un aroma trae todo eso a colación, lo trae a las manos y al corazón, dice que aquí se quedó y lo dice bien, lo dice y lo repite. Finalmente lo más ríspido de algunos de esos momentos se transforma de un modo que casi hasta acaricia. Así es el tiempo de mágico, así es la vida. Otro 8 de noviembre y han pasado muchísimos años. Un día que fue un torbellino, una locura. Todo se puso gris. Bajar los escalones de a tres, la gente iba y venía como si nada más ocurriera mientras el mundo se caía. 8 de Noviembre. La gente presurosa en la call