CONSTRUIR Y DESTRUIR





 La vida es un instante, está hecha sólo de momentos. Construimos recuerdos.



Las relaciones de todo tipo: familiares, sentimentales (parejas), amistades, todas sin exclusión están sometidas a riesgo, de igual manera que una estructura de esas en las cuales solemos vivir:  los cimientos, los peldaños, el esfuerzo que conlleva.


Ocurre que no se les suele dar  importancia a cosas cotidianas, en verdad que no se acostumbra, y es donde radica el fundamento de todo lo que es nuestro existir.


Hay quien aún cree (muchos) en familias que,  por serlo, están destinadas a cosas que nadie desearía. Los desencuentros, se da por sentado que "pasarán, sin que nada suceda porque -es familia-. Que los lazos se mantendrán sin daño alguno". Se olvida la armonía, se da "todo por hecho" sin tomar en cuenta que el diario vivir lo conforma todo. Y además que esto (las rupturas)  no tienen fecha de caducidad o más bien, lo desconocemos. Al dar todo por hecho, se lleva una vida de monotonía que muchas veces (demasiadas) incluye desavenencias, pleitos, discusiones, malos entendidos, momentos ríspidos, mucho dolor traducido en palabras duras y filosas. Y tristemente esto se vuelve común, del diario, de todos los días y hasta "normal". Es una pena, cuando se cae en la cuenta (si se da el caso) puede ser demasiado tarde.


Cuando hay lazos familiares, se da por hecho que esto hará estas relaciones, eternas. Que la consanguinidad es motivo suficiente para que, pase lo que pase, la unión dure para  siempre de una u otra forma. No obstante, no siempre es así, hay familias totalmente divididas y problemas inimaginables. En otras, por el contrario, sí se siente ese lazo intangible que hace que un familiar acuda sin pensar en lo negativo cuando el otro necesita ayuda. ¡Ojalá esa unión se sintiera y se viera en todos los casos!


En las relaciones donde no hay lazos sanguíneos (matrimonios, parejas) hay que poner especial cuidado y atención. Al no haber parentesco, es más fácil de disolver. Cabe aquí recordar el hecho de que construir toma mucho tiempo y destruir se hace en sólo segundos. Y esto es lo que ocurre en estos casos. El amor, el amor de amigos, de pareja, necesita cuidados y atención. Es sembrar día a día, regar lo sembrado, darle todo lo que se requiere y con verdadero afán y amor sincero. 

 Comienzan las desavenencias, muy normales,  ya que no existe una relación perfecta ni una familia perfecta... Es decir, la perfección NO existe. Puede ser perfectible, eso sí, pero conlleva un arduo trabajo de cada día, de cada segundo. Las palabras tienen mucho poder y en ellas puede haber altas cargas de violencia, ocasionar daños a veces irreparables. 


Las palabras hieren, y tienen un poder incalculable para hacerlo. También las actitudes, los desdenes. Mucho de lo que ocurre es catalogado como "violencia". Y si la situación es continuada, prolongada, todo se va desgastando. ¿Reparar el daño? No es sencillo, nada simple. Cuesta mucho trabajo y tiene que haber amor de por medio.


El "romantizar" o "sublimar" las relaciones puede ser un error sumamente grave, y suele repetirse una y otra vez. "Mi sueño era tener un gran amor, es el amor de mi vida", se crean expectativas no apegadas a la  a realidad. Y es una venda en los ojos y en los ojos del alma también que, como quitarla causa una gran decepción, hay resistencia a ello y se sigue en la misma actitud con la esperanza de que aquel sueño sea la realidad que se maquina en la ilusión de una vida hermosa sentimentalmente hablando. El dejar de ver las cosas con realismo, retrasa lo que podría ser positivo, la ceguera impide la objetividad tan necesaria en casos así.  


Y así surgen lastimosos desencuentros, a veces con "arreglo" y, cuando sucede, en el mejor de los casos, recordemos el ejemplo del papel que se arruga, al querer ponerlo como estaba antes nunca llega a ser igual. Igual que una puerta llena de clavos que, al quitarlos, quedan allí sus huellas. 


Cuando hay amor todo es posible, pero ese amor puede verse afectado. Cuidar el amor, cuidar las relaciones, parece ser algo que se olvida en muchas ocasiones. Importa más lo social, lo material, los compromisos, la obtención de los satisfactores para la vida, el "puesto" en la empresa, olvidando que el más importante radica en la vida personal.


Cuidar todo lo mencionado puede no ser sencillo, pero no hacerlo puede ser fatal. 



Lo contrario al amor no es el odio, es el miedo.


            Jiddu Krishnamurti 









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