ESPLÉNDIDA Y CONMOVEDORA ACTRIZ

     

       

                 T E A T R O

OBRA:   ROSE

ACTRIZ: AMANDA SCHMELZ

AUTOR: MARTIN SHERMAN

DIRECCIÓN: SANDRA FÉLIX 

COMPAÑÍA NACIONAL DE TEATRO, M E X I C O.

Este ha sido (y aún lo es) un año de total felicidad teatral en que el talento, el esfuerzo físico y mental de los actores, el trabajo de todo un equipo (del primero al último de los que intervienen en esto), ha fructificado dejando huellas que serán imborrables.  

Lo vivido aquí queda por siempre, se agradece infinitamente y es el mejor alimento para el espíritu.

                      ROSE

En esta ocasión más que especial, una actriz fuera de serie de nombre Amanda Schmelz, da vida a Rose. Y Rose es una mujer de 80 años, un caso de lucha y de sobrevivencia enfrente a una cantidad de obstáculos y acontecimientos por demás dolorosos, ella es judía y vivió los horrores del holocausto. La clase de acontecimientos que Rose vivió hacen pensar en cómo, cómo un ser humano puede seguir adelante con la vida.   La muerte de una hija pequeña, del esposo... El alejamiento de su familia de sangre (Rose menciona que su corazón le dice que ellos han partido ya también). 

Ella se encuentra haciendo duelo por una niña palestina que muere de un tiro en la cabeza. ¿Será un duelo, además de por esta pequeñita, por todo lo que le aconteció durante sus 80 años de vida?

"La bala la partió a la mitad de un pensamiento..."

Durante este duelo o "shiva" ella hace un repaso de su vida entera, completa. En esto, pasa por todos los estados de ánimo, hace uso de la ironía también provocando algunas risas en la audiencia, las lágrimas a raudales, el dolor del interior se hace patente  de tal modo que nos provoca miles de sentimientos. En esta época, en la que hay una guerra que pareciera no tener fin y en la que Israel es protagonista junto con otros países, todo lo que se vive en este monólogo cobra más autenticidad.  Horror y dolor ponen de manifiesto las dotes histriónicas e inmensa sensibilidad de Amanda Schmelz, lo que hace en escena es algo fuera de serie. Son nada menos que TRES HORAS con un intermedio de solamente 10 minutos. Llevar en las espaldas el peso de una obra tan cargada de todo lo que que implica  viajar en el tiempo y en el espacio por tanto y tanto vivido y padecido, es algo que provocó al público ponerse de pie para ovacionarla. 

Hace referencia a la poca memoria que tiene a sus 80 años para los acontecimientos recientes, y la permanencia intacta de lo sucedido en el pasado. Y así, brincando de emoción en emoción, cuando la obra va a finalizar es como si volviese al tiempo presente cuando olvida detalles pequeños, casi sin importancia. 

Tuvo varias relaciones y un gran amor, el amor de su vida. Sobre él, dice con pesadumbre "jamás pude penetrar en él, jamás pude".  ¡Me hizo pensar tanto esta frase!  Cómo en una existencia en la que trata de sobreponerse a tanto dolor y seguir adelante, ese instinto de supervivencia que tiene el ser humano, también hay lugar para reflexionar acerca de lo más hondo que hay en el alma de una mujer, el haber conseguido -o no- una plenitud como ser humano. 

Tuve la gran suerte de encontrarla a la salida y poder abrazarla, agradecerle lo vivido las últimas tres horas. 

Amanda Schmelz como Rose, me ha recordado que la vida es un eterno presente y un eterno pasado que se vuelve actual cada vez que regresa por la memoria, por el sentimiento, y porque somos por lo que fuimos.

SÓLO LE PIDO A DIOS QUE EL DOLOR NO ME SEA INDIFERENTE.

La vida tiene de todos los ingredientes posibles, pero en algunos casos la balanza se inclina más para uno u otro lado.